El Pozo

El pozo es ese sitio en el que caes sin querer. Es más, ese "sin querer" recoge un sentido literal. No tiene carácter de involuntariedad mezclada con azar, no es esa acción de golpear un jarrón con el codo y, fortuítamente, tirarlo al suelo y romperlo, no. Es más bien un "no querer"; no quieres caer en el pozo, nadie quiere caer en el pozo.

El pozo es ese sitio oscuro, negro, sin luz y del que es difícil salir. Suele tener una profundidad lo suficientemente importante como para que los esfuerzos que se hacen para salir sean inútiles. Unos 30 metros de caída libre y, en el desconocido fondo, un charco de agua formado por la desesperación y la inercia de todos los que han caído allí. Es que de nuevo la inercia hace que no sólo caigas al pozo, sino que también te estanques en sus aguas. Y es que es difícil lograr escapar.

El pozo es ese sitio en el que, una vez allí, el acomodo que provoca la ineptitud, la impotencia y la falta de ganas se convierte en tu peor enemigo. Te recuestas sobre tus desgracias y buscas culpables fuera del lugar oscuro. Con el tiempo, los intentos por asomar la cabeza para volver a ver la luz se van atenuando y te vas haciendo a la idea de que estarás en él un largo tiempo.


El pozo es ese sitio del que poco puedes esperar. Es absurdo nadar en quimeras, desear que lleguen los equipos de rescate y te lancen una cuerda de salvamento, de esas que te atas a la cintura para, después, ser impulsado a la superficie, al mismo sitio desde el que caíste. Allí, en el pozo, te ahogas en los recuerdos de lo que algún día fue; recreas imágenes en tu mente, como si estuvieses viendo un vídeo de Youtube, en el que aparecen los tiempos buenos, los mejores, los de celebraciones, los de vino y rosas.


El pozo es ese sitio en el que se pierden tus sueños. Antes de caer tenías al lado a la esperanza vestida de verde y con un ramo de rosas para ti. Allí, en lo profundo, en el pozo, sólo las sombras de la incertidumbre te enseñan la realidad de lo que eres ahora. Uno más, un desaparecido en las portadas de los periódicos, un vacío de noticias de importancia. Eso sí, cuando te cuelas en las ondas, es para narrar tus desgracias y la ceguera que te está devorando todo el cuerpo.


El pozo es un sitio para no volver. El pozo es un sitio para aprender lo feliz que fuiste ayer. El pozo es la cola de la Segunda División para un equipo que, hace tiempo, demasiado como para recordarlo, enamoró a Europa y regaló chinchetas que señalaban en los mapas el puerto de Vigo como lugar obligado de visita para el que quisiese disfrutar de un fútbol que pocas veces se puede ver.


Saldremos del pozo. Perdón, quería decir ¿saldremos del pozo? Pues no sé. De todas maneras, coma sempre o de sempre... hala Celta.

2 comentarios:

Enrico Palazo dijo...

Siento ser así pero así soy bien lo sabes, la inercia no hará que te estanques en las negras aguas, sino que te hundirá más, como dijo un sabio: "gravedad, ramera despiadada". La del celta es una triste existencia, ya solo nos queda, o quedará la docencia.

Atentamente

M€ dijo...

Estimado Enrico, en ningún momento me refería a mi persona. En todo momento hablaba de ese nuestro equipo del alma, el Celtiña, como dicen en el pueblo. Y bien sabes que siempre, por lo menos a nosotros, nos quedará la docencia, y también la triste existencia.

Atenciosamente.

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