Ya, ya. Ya lo sé. Sé que hace mucho que no escribo nada aquí, pero ya sabes cómo son estas cosas. Que si el verano, que si el calor, que ahora nadie se dedica a visitar los blogs porque estamos en vacaciones... bueno, lo de siempre. Pero yo tengo disculpa, en serio. Tengo dos:
La primera es que ahora éste es mi trabajo. Lo de los blogs, digo. Escribo en tres temáticos (Real Madrid, viajes y cine) y llevo la coordinación de una red de blogs... y claro, en casa del herrero... patada en los cojones (Es así, ¿no?). Es como un tío que está todo el día viendo a gente enferma. Un médico, eso, sí. Pues eso, un médico llega a su casa y si su hijo está enfermo dirá: "Coño, que te cure tu padre. Ah, bueno, pues que te cure un amigo de tu padre".
Y eso, así estoy. Todo el día o escribiendo, o revisando textos, o colgándolos, u organizando quién tiene que hacer qué... y así no se puede. Más que nada porque el tiempo libre que me queda prefiero aprovecharlo para morirme de calor en Madrid, que siempre es divertido. Ah, y eso no es lo peor. Es que en dos días, mi horario pasará de 9 a 14 a ser de 9 a 18. Ahí va a ser peor, porque yo sin siesta soy menos hombre de lo que soy habitualmente.
La segunda excusa (mucho mejor, por cierto) es que el otro día me vino a visitar la Muerte.Sí, hombre, la Muerte. Claro que la conoces. Es un esqueleto que va tapado con una casaca negra con capucha. Y con un chisme de cortar el cesped en la mano. Ay, pero ¿cómo que no caes? Bueno, da igual. Digamos que es como si viene a verte Tamara Falcó vestida de repartidora de pizzas a tu casa, que te lo crees después de un rato. O sea, que sí, que piensas que puede ser, pero que hasta que no te enseña el DNI no te quedas tranquilo.
Pues la muerte igual. Estaba el otro día en mi habitación (no sé, debían ser las once y media, más o menos) recogiendo un poco la ropa que tenía acumulada en la silla para acostarme pronto y apaerció. Pero no por la puerta. La tía apareció ahí, sin más. La verdad es que me asusté.
Muerte: Soy la muerte.
Mauro: ¿No deberías decirme que eres La Muerte? No sé, con minúscula podrías ser cualquiera (uno que es así de respondón).
Muerte: No me toques ese tema que tengo un mal rollo con la parienta por eso... ejem, a lo que iba. Soy La Muerte.
Mauro: ¿Ves? Mucho mejor, tío.
Muerte: Mira, imbécil. Te puedo llamar imbécil, ¿no?
Mauro: Claro, claro. Es lo que me suele llamar la gente. Bueno, guapo no estaría mal...
Muerte: Vale, imbécil. Mira, que ha llegado a mis oídos...
Mauro: Perdona, pero tú no tienes oídos...
Muerte: Joder, qué tiquismiquis... es una forma de hablar.
Mauro: Ah, has dicho joder. Qué decepción.
Muerte: ¡¡¡CÁLLATE!!! (esto, acompañado por varios rayos, acojona un rato) Te decía que ha llegado a mis oídos que vas diciendo por ahí que me tienes calada. Que si mueren tres famosos en un breve espacio de tiempo, que si soy previsible, que si huelo a Pachuli... Me estás tocando las narices...
Mauro: Pero si no tienes nar...
Muerte: Ahórrate la tontería, imbécil. Te dejo una cosa muy clara, amiguito. Soy impredecible, soy como Boris Izaguirre, que nunca sabes si va a salir en plan intelectual o en plan "Soy supermarica y me bajo los pantalones". Esa teoría tuya es una mierda. Y una falacia. Y una farsa. Y la gente... ay, la gente, que te sigue, que te jalea, que te dice "sí, es cierto". ¡¡Pues no!!
Mauro: A ver, Muerte. No te lo tomes así de mal. A lo mejor lo que digo no es verdad, pero me parece que a veces es demasiada casualidad, ¿no?
Muerte: Mira, las casualidades, y tú deberías de saberlo, existen. Pero son eso, casualidades. Y en este caso estás dando sólo una parte de la realidad. Maldita sea, si nunca te acuerdas del tercero en discordia. Siempre dices: "Murió fulano, mengano y... bueno, un tercero que no me acuerdo". Se nota que has aprovechado bien tus estudios periodísticos, don cuentolarealidadquemedalagana...
Mauro: Vale, perdona. Mira, para resarcirme escribiré esto en el blog para que todo el mundo sepa lo mala, mortífera y poco predecible que es la muerte, ¿vale?
Muerte: Vale. Ah, por cierto, le gustas a mi hermana.
Y se fue. Desapareció tal y como había llegado. Sin más. Me dejó en paños menores y un billete de cinco euros en la mesilla de noche. Cuando se iba entendí algo de no sé qué puta que era... bueno, el caso es que escribo esto aquí para que lo sepáis. La muerte no tiene un plan. Es puro azar, casualidad... vamos, una chapuza.
Cosas.
Casualidades
Hace 2 años
6 comentarios:
Lo que te ha dejado la visita es con una muerte cerebral bastante grave, deberías dejar que te viera un médico por si acaso... :-P
A mí me visitó también, pero es que se había equivocado.
Ah.
Y la hermana, ¿quién o qué es?
Estoy con Alnitak... a lo mejor no te has dado cuenta todavía y el calor te está afectando más de lo que crees. O te has dado con esa ventana que dices que tienes encima de la cabeza mientras duermes!!
¿Qué tal tu primer día con horario de máxima explotación?
Y deja de utilizar excusas... ninguna de las dos es lo suficientemente buena.
Hola, ha sido un placer verte por mi blog.
He estado viendo tu blog y me gusta lo que escribes y cómo lo escribes. Creo que tú también valdrías perfectamente para otras de esas colaboraciones.
Si te apetece ya sabes.
Saludos
Cuando quieras y como quieras, aquí estaré.
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