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No me gusta generalizar. Dicen que los gallegos respondemos con otra pregunta y que somos desconfiados, que los catalanes son agarrados, los vascos exagerados, los madrileños chulos y los andaluces graciosos y vagos. Pero a mí no me gusta generalizar. Dicen, también, que los españoles somos unos fiesteros, los alemanes fríos, los franceses refinados, los portugueses paletos, los árabes terroristas y los americanos patrióticos. Repito: a mí no me gusta generalizar. Y como no me gusta generalizar, no diré que todos los viejos de Madrid son unos locos pesados que no tienen otra cosa que hacer que tocar las narices a las buenas gentes que ocupamos su ciudad…pero hay alguno que es así.
Todo esto viene por un “altercado basuril” que ocurrió en mi calle. Mi calle es pequeña, bastante estrecha y sin mucha luz. Tiene coches aparcados a ambos lados de la carretera y dos tramos de acera; la que está enfrente de mi edificio no tiene ninguna particularidad, pero sobre la que se levanta el pequeño bloque donde vivo no llega hasta el final de la calle, y es sustituída por un camino de tierra que se convierte en barro cuando llueve y, lo que es peor, está llena de mierda de perro. Algunos de esos zurullos(perdón por la expresión, pero es que no son caquitas ni tonterías así) parecen propios de un tigre, o de un elefante, o de un perro que mide cómo un elefante. Con este panorama podría entender que los vecinos me increpasen si me viesen ponerme a defecar tranquilamente cual cánido sin retrete y luego no sacase una bolsa de plástico para recoger mis pertenencias.
Lo malo es que algún vecino parece molesto porque se eche la basura en un contenedor que no sea el tuyo.
La historia comienza el domingo pasado. Teniendo casi finalizado un absurdo trabajo que tenía que entregar el lunes, decidí tomarme un descanso. Quedé con la última persona ex-rosaliana que me faltaba por ver en Madrid (de las que conozco), Rocío, y su novio, Álvaro. Cuando me dispongo a salir de casa, Chisco, mi compañero de piso, me pidió que bajase la basura y que, como aún no eran las ocho (hora a la que sacan los contenedores a la calle), echase las bolsas en unos contenedores que había enfrente.
Así que ahí fui yo, armado con mis bolsas de despojos alimenticios y mi mp3 (el mp3 era para escuchar música, no para tirarlo). Desde mi acera (la que termina en arenilla con caca) pude ver dos contenedores que se levantaban majestuosos entre dos coches viejos y mal aparcados. Me acerqué a ellos, abrí sus tapas y eché dos bolsas dentro (una de plásticos y nosequé y otra de restos de comida y cosas por el estilo). Cuando estaba investigando qué había en la tercera bolsa para saber dónde tirarla, un viejo sacó la cabeza de uno de los coches y me dijo algo. No le entendí. Antes, desde mi acera, pude ver como el viejo en cuestión jugaba con las luces de su coche, como el del anuncio de un coche (¿Logan?): “Largas, cortas, largas, cortas”.
A continuación os reproduzco lo más fielmente posible la conversación que tuvimos:
Mauro: ¿Qué dice?
Viejo: ¿De qué edificio eres?
M: Del de enfrente, del número 7, ¿por?
V: Es que no puedes tirar aquí la basura. Tienes que echarla en los contenedores que pongan tu número, y no donde te dé la gana. Luego los de este edificio tienen que dejar la basura por el suelo porque sus contenedores están llenos.
M: (Pensativo) Mmmmmm…ya.
El viejo me mira desafiante; puedo ver la llama del odio en sus ojos.
V: Estos contenedores son para los de este edificio.
M: Es cierto, tiene razón, no me había dado cuenta.
V: Sácalos de ahí.
M: (Estupefacto, pero manteniendo la compostura y la educación) ¿Cómo?
V: Que recojas las bolsas.
M: NO pienso recoger ninguna bolsa. Ya le he dicho que tiene razón, que no me había dado cuenta del grave perjuicio que estaba causando a esta nuestra comunidad, pero no pienso sacar de ahí las bolsas.
V: Pues bla bla bla bla…
Mientras el señor decía sus cosas mi ira fue en aumento. Aún tenía en la mano una bolsa de basura que no había tirado. Me acerqué a la ventanilla y le vacié la bolsa dentro de su coche.
M: Ya está, ya tiene qué hacer esta tarde en lugar de molestar a la juventud. Ordéneme los restos por orden alfabético y haga una lista de los productos que consumimos en mi casa.
Vale. Es mentira. Era para darle un final heroico a la par que desagradable. Realmente pasó esto:
V: Pues bla bla bla bla…
Yo me giré jurando en arameo (realmente fue en gallego, dije algo así como:”Vaia ó carallo, señor”) y dejé la bolsa en la puerta de mi portal, esperando que algún alma cándida la echase en su correcto contenedor cuando este estuviese a nuestra disposición.
Escapé como un cobarde, me puse mi mp3 y sólo pude escuchar a lo lejos unos bocinazos, que no sé si serían para mí.
No me gusta generalizar, por eso diré que hay algunos viejos que son insoportables.
Nada más. Os quiero. Besos.
9 comentarios:
Es que no tienes el suficiente grado de locura para echarle la basura por la ventanilla, yo tampoco le hubiese echado la porquería por la ventanilla, pero en mi caso no por el grado de locura ya que voy sobrado, sino porque si se me hincha la vena soy más de darle patadas al coche o romperle uno de los faros con los que tan entretenido estaba.
Tío, me he sentido completamente identificado con lo que dices en tu post sobre la inercia. Una de las mejores pajas mentales que he leído. Yo no habría bajado del metro. Te admiro profundamente.
Menudo imbecil!!! Me refiero al viejo, por supuesto.
Yo no conozco mucho Madrid pero las veces que he ido me pareció una ciudad detestable, no pienso volver.
XDDD! Deberías haber tirado la mierda dentro del coche de tu anciano inquisidor, aunque entiendo que el riesgo de que te denunciase más el hecho de que tenía razón (pero no modales) te echase para atrás. "Viejos obsesionados con la basura. ¿Güer? Only in Madrid City." ¡Un saludo!
Como dice el provervio: Cuando las basuras de tu vecino veas caer, tirale las tuyas y ponte a correr!
M€, confiesa!
La primera mitad del post lo habias escrito para un trabajo y lo has reutilizado. Todo eso de generalizar esta totalmente desconectado del resto. Queremos material de primera, no refritos... somos un pubico exigente.
Como sigas así iré a llenar el contenedor de tu edificio. Mhwaahahaha!
Una cuestión, por la foto que pones... ¿el viejo era Luis Aragonés?
¿Estás seguro de que los zurullos son de perro y no de algún animal de tamaño descomunal?
Si, son de perrito. Es un perro pequeño pero que caga como el más grande del mundo.
El viejo es lo más parecido que he encontrado al viejo real.
Y no. No es un refrito ni un asado.
Hostiá!! Asi que el de la foto no es el viejo-cabrón de verdad!! Eso se dice antes, ya hace una semana que mandé a unos matones a ajustarle las cuentas. Espero que los contenedores de basura de L.Aragonés y de Keith Richards se encuentren todavía sanos y salvos
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