La parte de atrás

¿No os ha pasado nunca? En serio, ¿no os ha pasado nunca? A mí me pasó hace menos de una semana.



Era domingo; el día anterior había sido el de Reyes, el de la noche de Reyes, más bien. Esa mañana me levanté un poco raro; eran las primeras Navidades que no pasaba completas en Vigo y llevaba desde el día 3 en Madrid. Trabajaba por las tardes y por las mañanas me dedicaba a ordenar y limpiar la casa, que al llevar varios días deshabitada estaba hecha un desastre. Tuve la suerte de salir ese viernes a tomarme unas cañas con gente de mi clase por Lavapiés; nos tomamos unas 'zapatillas' (bocadillo enorme que hacen en un bar, gallego según uno de mis compañeros, de lomo y queso de tetilla) y estuvimos de tertulia con dos ex de clase que este año están en otras tierras haciendo Erasmuses y Sénecas. Ese fue el único contacto humano de más de dos minutos que había tenido en Madrid esos días.


Como decía, me levanté el domingo por la mañana un poco raro. Tenía miedo de abrir la puerta de mi habitación, entrar en el salón y encontrarme con regalos que mágicamente los Reyes habían dejado para mí. Si me llego a encontrar varios paquetes con mi nombre seguramente me hubiese orinado encima...y no os digo nada si lo que me encuentro es a un hombre con un paquete, no sé si me entendéis. Con una taza de café en la mano me adentré en el salón y no había rastro de regalo alguno, por fortuna. Vacié todo el aire que había retenido en los pulmones (es algo ridículo que hago cuando pienso que me puedo encontrar una sorpresa, retengo el aire) y me senté en mi sofá a ver la tele mientras desayunaba.


Por el ventanal del salón se apreciaba poco movimiento en la calle y el cielo estaba totalmente despejado, lo que hacía de mi calle un lugar extraño, un desierto lleno de árboles y cemento. Viendo la tele decidí salir a dar un paseo. Qué mejor que salir a caminar por un Madrid vacío en el que me podía encontrar, como mucho, a niños estrenando y presumiendo de los regalos que los hombres mágicos que beben coñac les habían dejado al lado de los calcetines. Así que me duché, me vestí y salí a caminar un rato.


Me dirigí hacia la plaza de Colón, esa que está decorada con una bandera española horteramente grande, pasando por las vacías calles con todo cerrado. Me planté en la calle Génova, la que me lleva directamente a la plaza y donde habita la sede del PP, en poco menos de 20 minutos. Cuando llegué a Colón, fui bordeando por el lado derecho (por eso del PP y tal) la plaza hasta llegar al edificio de la Biblioteca Nacional del Mundo Mundial. Me quedé parado un rato admirándola, apreciando sus columnas dóricas, también las corintias, incluso me percaté de alguna influencia de Picasso y Cañita Brava en aquella brava estructura de piedra. Me di cuenta de que no tenía ni puñetera idea de arte, por lo que lo único que hacía era mirar un edificio que me parecía bastante impresionante, pero nada más.


Comencé a bajar por Recoletos, dejé atás la Cibeles y me encaminé por el Paseo del Prado. Y ahí fue.


A escasos metro de mí, una figura esbelta adornaba la imagen desoladora de la carretera sin tráfico con sus finos andares. Caminaba por delante de mí, y lo hacía a un buen ritmo. Por unos instantes pensé que si caminaba rápido y la adelantaba ella se enamoraría de mí, pero luego pensé que eso sólo funciona cuando esquías. Al movimiento de cadera lo acompañaba una coleta que dejaba su nuca semidesnuda y que se movía como el péndulo de un reloj. De su pelo, negro como Eto'o, salían disparados cortos chispazos de luz, fruto del choque de los rayos del sol contra su cabello recién lavado, y uno de sus brazos se escondía entre el cuero de un bolso grande y marrón. Mientras escrutaba aquellos andares, ella decidió cruzar de acera. Con el poco disimulo que me caracteriza, apuré el paso para coger el semáforo en verde (recordad lo que decía Seguriño) y crucé detrás de ella, siempre manteniendo una distancia prudencial: lo suficientemente lejos para que no se sienta perseguida y lo suficientemente cerca para pensar que soy un psicópata.


Aquel paso decidido me estaba hipnotizando. Aquella parte de atrás, formada por espalda y hombros me estaba enganchando como una rata a la melodía del flautista. De vez en cuando, cuando no me daba cuenta de que me estaba acercando demasiado, una suave fragancia invadía todos mis sentidos y cegaba mi paso, que se dejaba llevar por la intuición. Aquel olor era un placer, pero también una alarma: estaba demasiado cerca.


Al llegar a la plaza de Neptuno se dirigió hacia la derecha, dirección Sol. Un semáforo detuvo su camino; esa era mi oportunidad para descubrir qué belleza escondía la parte de atrás...pero no me atreví. Reduje mi paso y me quedé detrás de ella. Al cruzar el semáforo mi ilusión se desvaneció. Dejé, en dos segundos, de soñar con los dos atando nuestras sabanas para buscar la eternidad escapándonos de la soledad.


Al cruzar la acera se fundió en un abrazo-beso con un pintas. Ese pintas había acabado con el potencial amor de mi vida. Pensé en ir hacia ella, decirle que se había equivocado y que sólo dos minutos conmigo le harían ver lo equivocada que estaba, pero no lo hice. Me limité a pasar de largo mientras descubría el rostro que me pudo tener...


"¡DIOS!" Exclamé. Era la mujer más fea que veía desde hacía tiempo. Nuestros hijos hubiesen sido unos truños importantísimos. Lo peor es que luego la escuché hablar. No pude decir nada. Sólo derramé una lágrima por lo que pudo ser y, afortunadamente, no fue.


¿No os ha pasado nunca? En serio, ¿no os ha pasado nunca? A mí me pasó hace menos de una semana.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero: El día de Reyes no fue hace tan poco. Fue el último partido del Madrid en la Liga pasada.

Segundo. La noche anterior al día de Reyes (Magos), hay que salir a dolor. Exactamente, hasta que duela. De ese modo, uno se despierta a la noche del día siguiente, y no antes.

Tercero: Después de "Primero" usé los dos puntos, pero después de "Segundo" sólo usé un punto. Eso ha estado mal. Cuando uno empieza algo, ha de terminarlo. ¿O acaso sale uno de casa con medio cagallón (zurullo en gallego) asomando?

Cuarto: ¿Qué o quién es gallego? ¿El bocadillao? ¿El bar? En este último caso, ¿el bar es de lomo y queso de tetilla? No entiendo. Demasiada confusión para mi simple cerebro.

Quinto: ¿Negro como Eto'o... o... o quién? No deje las frases a medias, caraja. Acuérdese de lo del cagallón (zurullo en gallego)

Sexto: Sé de qué habla, y es horrible cuando eso sucede. ¿Le habrá ocurrido a alguna hembra con Vd., Sr. M€?

Anónimo dijo...

Enhorabuena por ese trabajo, mr. M€. Estoy seguro de que lo hará muy bien, porque tiene usted muy buena (y mucha) pluma. En cuanto al post de hoy, tengo que admitir que ha removido en mí viejos fantasmas. Muchas veces me ha ocurrido algo semejante, pero -¡ay mísero de mí!-, jamás he conseguido andar lo suficientemente rápido como para comprobar si sus cuartos delanteros confirmaban lo que los traseros prometían. esas malditas cachondas corren como putas.

Anónimo dijo...

Claro que eso de ir desnudo gritando ¡"ay omá, qué rica!", quizás no me haya ayudado mucho

Anónimo dijo...

Más de lo que crees, Don Bucho. Eso seguro. Tú desnudo... mmm... ganas mucho.

Anónimo dijo...

Contigo me paso lo contrario, m€. Por detras no me gustabas, tus nalgas no eran lo suficientemente prietas. Pero cuando te vi por delante, cai en tu trampa de amor.

M€ dijo...

Perdona, pero mi culo es de los más prietos de España, después del de Jesús Vázquez y del de Jorge Javier Vázquez. Exijo una compensación por tamaña afrenta.

Ah, y yo nunca he dicho (en el texto, por lo menos) que me atrayese su culo, sino sus sinuosos movimientos y su espalda...lo sé, es una gilipollez, pero es así, amiga Paola.

Anónimo dijo...

¿Cómo se sobrevive a las cosas en general? Porque el subtítulo del Blog es ése, pero aquí nadie dice cómo se hace. ¡Estafa! ¡Fraude en el Blog!

Lanzaré mi pregunta, a ver si hallo una respuesta: Sr. M€, ¿ha de acomodarse el hombre y vivir una vida facilona, sin inquietudes ni ambiciones, o debe tratar siempre de mejorar? En el caso de sea esto último, ¿hasta que día debe uno tratar de alcanzar nuevas metas u objetivos? ¿Debe un hombre al que han diagnosticado una enfermedad mortal y que va a vivir sólo un par de años más continuar cultivándose e interesándose por aumentar sus conocimientos? Y ya que al final todos terminaremos muriendo (excepto Sandro Escariz, que es inmortal), ¿para qué sirve ser prudentes y cautos? ¿No sería mejor que tratásemos de exprimir y disfrutar cada momento de vida? ¿No vive el hombre desempeñando un trabajo para disfrutar la vida al máximo que, sin embargo, no le deja tiempo suficiente para hacerlo? ¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? ¿Qué ocurriría si todo el mundo dejase de trabajar? ¿No estaríamos mejor viviendo de lo que nos da la naturaleza, dedicándonos a la agricultura y al pastoreo, viviendo en comunas sin urbanizar? Venga, cumpla con lo que su Blog promete.

M€ dijo...

Eso no tiene que ver nada con "sobrevivir a las cosas en general". Fíjese, además, que no hay una coma, que no dice "sobrevivir a las cosas, en general", sino que habla de sobrevivir a todo lo que te va pasando. Otra cosa más en la que debe reparar es en que dicha frase es un subtítulo y como tal tiene la función de complementar al título del blog.

"Vida de un ignorante en un mundo de imbéciles... O de cómo sobrevivir a las cosas en general". Es decir, que el blog habla de la vida de un ignorante (yo) en un mundo de imbéciles (los demás). Eso no quiere decir que yo, ignorante, no sea un imbécil, pues también lo soy, pero a esa cualidad de la imbecilidad sumo también la de la ignorancia, por lo que tengo que tratar de sobrevivir en ese mundo en el que yo estoy doblemente calificado mientras casi todos los demás están unicalificados.

En respuesta a su pregunta, yo creo que hay que trabajar en algo que puedas compatibilizar con tu vida, con el tipo de vida que tu quieras. Es lo típico que se dice y que es difícil de cumplir, de ahí que nos pasemos la vida intentando compaginar ambas cosas y que nunca lo consigamos. Quiere decir esto que la pregunta "¿hasta que día debe uno tratar de alcanzar nuevas metas u objetivos?" tiene fácil respuesta: toda la vida nos la pasamos intentando llegar al mismo objetivo. Que se sepa, sólo Jose Luís Moreno ha conseguido unificar ambos caminos, de ahí que le hayan dado una paliza, por envidia.

Creo que esto es todo por hoy.

Anónimo dijo...

Me voy a meditarlo viendo el baño que el Real Madrid le va a meter al Atlético y tomándome tantas cañas como goles caigan.

Elquien dijo...

Bueno hombre, peor sería darle un beso en los morros a Brotha o que El Jurista volviese a colgar sus posts! No?

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