Desnudo



Sí, amigos, sí. Así me sentí. Desnudo, en la gran ciudad, en la Gran Vía, entre rostros de gente que me aniquilaba con sus miradas de desprecio e incomprensión. Me explico:


Era la madrugada del sábado, las 5 de la mañana, aproximadamente. Las tenues luces de la discoteca-pub o lo que fuese aquello me estaban dando sueño. Era como si la música que rebotaba en las paredes me golpease con la fuerza de un puñetazo bien dado. Era mi momento; era el momento de huir de aquel lugar y hacer caso a lo que decía Siniestro Total en una de sus célebres canciones: "Camino de la cama es el mejor camino".


Así que me fui, cogí mis cosas y me puse a navegar...a andar, quiero decir. Aparté a la gente que me salía al paso en el local y me hice hueco para llegar hasta la puerta. Salí del local desubicado, sin saber dónde me encontraba, sin entender por qué había malgastado tres horas de mi vida en un local donde un pseudohombre calvo y con camisa naranja chillona bailaba como Michael Stipe. Giré a la derecha y me adentré en la Gran Vía.


A esas horas, la Gran Vía sigue siendo un mar de gente que atraviesa las aceras en todas las direcciones. Tratando de no ahogarme con cualquiera de sus oleadas, comencé a bajar hacia la Plaza de España, ya que pensé que lo mejor era ir andando a casa en lugar de coger un taxi o un bus nocturno.


Mientras bajaba, un hombrecillo (rumano, para más señas) se puso a mi altura y comenzó a caminar a mi lado. A los pocos metros se giró y me dijo: "Desnudate, cabrón". No, no me dijo eso. Realmente me empezó a contar una extraña historia que terminaba con que necesitaba una moneda de un euro y que si se la podía cambiar. Yo, que soy muy caballeroso y el típico imbécil que no cree en la maldad humana, saqué mi cartera y le intercambié sus monedas (que parecían muchas) por una moneda de un euro. Cuando conté las monedas que me había dado, vi que sólo me había dado 60 céntimos, que, como podréis entender, es menos de un euro.


"Eh, me has dado 60 céntimos, y eso es menos de un euro...espera...uno más tres, me llevo cinco, por el éste te la tal...sí, creo que sí", dije con una seriedad impropia en mi. "No, te he dado el euro, ¿me estás llamando ladrón?", tuvo los huevos de decir el hombre (rumano, repito, rumano). "No te estoy llamando nada, sólo te digo que me has dado menos de un euro. ¿Sabes una cosa? Me da igual, quédatelo, pero me has dado menos de un euro", concluí pensando que había ganado la partida con esa pose de burgués digno.


El rumano (hombre, repito, hombre) desapareció en breves segundos sumergido en la marea humana. Mientras, yo, con la cabeza muy alta por ser tan chulo, continué mi bajada, eso sí, con 40 céntimos menos en la cartera. Bah, sólo 40 céntimos...¿sólo? No, sólo, no.


Llegando ya a la plaza de España me toqué el bolsillo izquierdo (Explico: siempre llevo el móvil en el bolsillo izquierdo y la cartera y las llaves en el derecho. Sí, es una gilipollez como otra cualquiera, de esas que haces para que la gente pienses que eres superguay. Yo lo consigo, amigos). Cuál fue mi sorpresa (¿Cuál? Ésta) cuando en mi bolsillo izquierdo no había nada. Absolutamente nada. Bueno, sí, mi abono de transporte y un vacío sideral que hacía que mi mano se perdiese entre tanto espacio. Me sentí desnudo. Ahora entendía mejor a Malena Gracia. Mis pechos rebotaban en el frío de la madrugada y mi terso trasero se erizaba al paso de un autobús urbano. Puede que recupere mi móvil, puede que me compre otro, pero jamás olvidaré aquel frío. Mi cabeza empezó a segregar pensamientos impuros: otras manos estaban palmando mi móvil, su carcasa, su pantalla, sus botoncitos. A saber qué cosas tendría que ver mi móvil antes de perderse en cualquier tienda de segunda mano, en cualquier mercado negro, en cualquier rincón oscuro de una casa desangelada.


Me empecé a agobiar (diría que incluso a llorar, pero quiero mantener un status en la sociedad que no me permite decir esas cosas). Mi pecho se contrajo y la respiración me empezó a fallar. Comencé a jadear, tratando de recordar las clases pre-parto a las que había acompañado a aquella chica que había dejado embarazada en el verano del 89. Como una niña a la que le han tirado de las coletas, comencé a correr Gran Vía abajo preguntándole a la gente si me podían dejar un móvil. Evidentemente, nadie lo hizo. Todos miraban a otro lado y se reían en plan: "Sí, claro, te dejo mi móvil tuneado y te lo llevas, maldito rumano".


Pensé rápido otra alternativa...¡los taxistas! Claro, esos hombres puros, de corazón amplio donde caben miles de historias y anécdotas sobre la temperatura atmosférica. Me acerqué a una parada y traté de comunicarme con aquellos seres. Ellos, como si no entendiesen mi angustia, negaban con la cabeza y me decían: "No podemos hacer nada. No podemos hacer nada". Pero uno de ellos me dio un buen consejo: "Lo mejor es que te vayas a tu casa y allí llames a Movistar". ¡Claro! Que mentes prodigiosas son. Es imposible, si no, aprenderte tantas calles y los recorridos.


Llegué a mi casa, desperté a una de mis compañeras de piso y cancelé el número. Ya estaba solucionado todo, pero seguía sintiendo el mismo frío, el del desnudo en una calle llena de gente, el de una mano rumana que había usurpado uno de mis bienes más amados: el móvil.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Vendo taléfano inmovil muy barato, que es de un primo mio que es rumano. Viene con tos los extras (incluida chorvagenda).

Interesados llamar al 686029585. Preguntar por elquien

Lord C dijo...

Desde que en 1992 se estrenó Biomán con su pegadiza sintonía de inicio, la palabra "vacío" siempre ha ido seguida de "sideral", y brindo por ello.


Las fuerrsaaas del maaaaal, y del vasío siiideeerrraaal, Biomán, Biomán, herroes del porrvenirr.

Gutx0 dijo...

Eres todo un semental con 8 años, no sólo lograste mojar, conseguiste inseminar a una mujer.

Nota: Pongo lo de mujer, ya que pudiera haber dudas sobre sus tendencias zoofílicas y pudiera darse el caso de que fuese una oveja.

PD: Tiene guasa que la nota sea más grande que el texto principal.

Ignatius J. Reilly dijo...

No sabía que hablases rumano. ¿Cómo llegaste a la conclusión de que era rumano?

Elquien dijo...

Fácil; si habla raro y tanga móviles: rumano. Si habla raro y le mola dar de hostias a ventrílocuos: albano-kosovar. Si escribe cosas raras en el bló y le tiene miedo a las aves de pico corto: Gutxo ;-).

M€ dijo...

¿Es que no eres capaz de diferenciar nacionalidades por el acento? Los rumanos tienen una forma de hablar peculiar y hablan bastante bien el español, porque su idioma tiene muchas coincidencias con el español.

Podía ser búlgaro, aunque no me lo parece. Además, los que se dedican a hacerte la jugada del pájaro con bigote suelen ser rumanos.

De todas formas era extranjero y no parecía tener mucho dinero, por lo que da igual. Hubiese dado igual que me lo hubiese robado un gitano, un madrileño, un catalán o un inglés, pero mi impresión es que era rumano.

Si te fijas lo de rumano siempre va entre paréntesis. Yo hablo de un hombre que era (rumano) salvo una vez que me refiero a un rumano que era (hombre). Un racismo más, supongo.

Anónimo dijo...

Me pregunto como conseguiste que brotha posase desnudo de espaldas, en la artistica foto que has puesto.

Atentamente

Anónimo dijo...

No puedo creer que te hayan hecho el doble timo del robo de cartera (variante móvil)+ dar mal el cambio, con lo viejo que es... Tampoco me creo que le dijeras eso a un rumano, perdón, rumano hombre y además rumano, de noche. Lo del embarazo del 89 sí que me lo creo... cómo acabó todo?

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