Con el tiempo entendí que esa era la famosa justicia poética. Si no puedes acudir a la justicia como elemento real de la sociedad, que se materializa en un conjunto de leyes y órganos que disponen qué es justo y qué no, puedes hacerlo a la otra. Es decir, yo me merezco que el 2010 sea bueno, me traiga buenas cosas, sea el año de recoger frutos sembrados en años anteriores. No puedo acudir delante de un juez a solicitar justicia en el caso de que no se cumpla porque no hay ley que me proteja, así que sólo puedo invocar a la justicia poética para que me guarde. "Me lo merezco".
Y es cierto; me he pasado los úlitmos años cediendo tiempo y dinero (porque cobro poco) por las redacciones por las que he pasado, y ahora entiendo que me merezco, después del buen trabajo realizado, que me den la oportunidad para quedarme en un sitio en forma de contrato. Me parece justo que, en esta época de crisis, la justicia poetica me pague lo que me debe, porque muchas veces no ha hecho acto de presencia cuando la esperaba, la muy...
Me he informado (en Google, tampoco me herniado) sobre la justicia poética, y he encontrado esto:
Thomas Rymer acuñó la expresión “poetic justice” en su “The tragedies of the last age considered” (1678) para describir cómo una obra debería inspirar el comportamiento moral por medio del triunfo del bien sobre el mal. De manera que, aunque en la vida real no siempre se hace efectiva la verdadera justicia, en la literatura es posible conseguirla.El triunfo del bien sobre el mal. El triunfo del merecimiento por los méritos. El triunfo de la mirada comprensiva que se diga a sí misma "sí, se lo merecía". El triunfo de la justicia poética sobre la injusticia vital. Como siempre, nos vienen reminicencias cristianas (incluso a los que nunca hemos sido partícipes de ellas...) sobre la recompensa de ser bueno, de hacer buenas acciones, de poner la otra mejilla y de no hacer a otro lo que no nos gustaría que nos hiciesen. Ser justos poéticamente con los demás, también, que nuestra mejor cara sea la que les mostremos. Pero siempre, casi sin excepción, con el fondo de la recompensa. "Me lo merezco, no me quejé nunca y ellos lo saben".
Y hoy, hace unas horas, Guardiola no pudo más, se derrumbó. Supongo que se dio cuenta de que la justicia poética había actuado. Y derramó las lágrimas y, con ellas, su imagen de impenetrable por el éxito.
Así que me he quedado esta tarde, desde la redacción, entre televisiones que retransmiten al Real Madrid, buscando razones por las que me pueda fallar la justicia poética... y no las encuentro.
"Sí, me lo merezco...".
6 comentarios:
Vengaaaa, lo leí más tranquila... Te lo mereces: sí. ¿El qué? no lo sé, porque a lo mejor el éxito no existe, a lo mejor no es más que un fracaso al que le das tiempo... Y asi visto, la muerte es un grandísimo éxito y lo único que importa no es si te lo mereces, sino si te lo pasas bien entre tanto. Creo, pero no sé. Disfruta.
¿Por què me sale esa mierda de firma? No entiendo a blogger, no me merezco esto, esto es una mierda, vaya mierda.
¿? Me lo merezco (como dijo Míchel después de marcar uno de sus 3 goles a Corea en el Mundial del 90). Sí, además, yo consigo todo lo que quiero. Por justicia poética o por cojones, carallo.
Maldita meritocracia... asi va el pais...
Adeitasunez
Tambien se pude decir "porque yo lo valgo", o no. No sé. Quizás.
Depende. Creo. Va, lala
El problema es que ahora mismo somos muchos los que no los merecemos M€, ;-). Póngase usted a la cola, que diría el funcionario de la administración de Justicia Poética.
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