El Casi está en nuestra vida constantemente. Es un freno ajeno a nosotros, pero también un impulso para vivir. Es una contradicción constante que soporta nuestra existencia. Nos pasamos la vida viviendo a través de los Casis, que nos limitan las acciones hasta un punto a veces desquiciante. Yo, esta semana, he vivido en un casi constante. Y me he dado cuenta de que, en los últimos años, mi vida en Madrid se ha convertido, muchas veces, en un casi.
Esta semana, casi me voy de viaje. Hasta el último momento, el casi era un condimento afirmativo. Sin las maletas hechas y sin la planificación definitiva, las horas que pasaban sin que se llevase a cabo el viaje, hacían que el casi fuese tomando un cariz negativo. Las circunstancias se juntaron, se pusieron en fila como niños esperando para saltar en un trampolín. Y las dudas se multiplicaron hasta convertir el casi en un elemento negativo que dejó al viaje en un casi del pasado. "Casi me voy, pero al final me quedo el puente en Madrid".
Y esta semana casi hago un máster. Todo parecía bien encaminado desde hacía tiempo. Mi trabajo de tres días semanales en Canal Plus me permitía, en un principio, compaginarlo con el máster (el de Radio Nacional, para más señas). Pero el casi tomó, de nuevo, forma negativa. La actitud de los señores del máster (llamémoslos los "Máster del Universo") aplicó el "no" a la realidad y el casi se hizo inabarcable para mí. Casi digo que sí, con circunstancias adversas incluidas, pero al final todo queda donde empezó, en el punto cero, en el de no hacerlo.
Y así me he dado cuenta de que soy un casi con patas. Ayer pensaba que me gusta escribir, pero no leo lo suficiente para hacerlo bien; que me gusta la música, pero que no escucho la suficiente cantidad como para ser un experto ni un buen músico; que me gusta el deporte, pero que no hago el suficiente como para estar en forma; que me encanta comer, pero no cocino lo suficiente para preparar una maravillosa cena para dos; que me encanta el teatro, pero que no voy lo suficiente para empaparme y que no me muevo lo suficiente para hacer una obra que tenemos en el tintero desde hace más de un año.
Casi que voy a dejar de escribir el post, que casi es la hora de comer y casi empiezo a tener hambre.
Mucha suerte a todos.
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