Síntomas


Qué calor hace en Madrid. Creo que está de coña el que ha puesto el sol ahí, en serio. Esto no puede ser normal, me estoy derritiendo poco a poco y ni el agua me ayuda a espabilar. Y es que me sienta muy mal el calor.


Gallego, de mar, de frío, de tiempo templado...no sé de qué soy, pero de calor, seguro que no. Es que me hace entrar en una dinámica peligrosa; a mi exagerada pereza se le agregan pesas de 100 kilos que la transforman en una vagancia total. Sólo levantarme hasta la cocina para llenar la botella de agua supone un esfuerzo titánico, digno de un súper héroe de esos que salen en las películas.


Con estas temperaturas, mi cuerpo empieza a manifestar una serie de síntomas peligrosos. Se trata de los síntomas de una enfermedad incurable, seguramente aderezada con las circunstancias de la vida y con mi cabeza de no pequeñas dimensiones. Uno de esos síntomas es la profundidad de mis ojeras. Ésta es proporcional al calor que hace. No sólo el sueño o la fiebre consiguen remarcar su violeta pálido, también el excesivo calor convierte mi cara en un hogar perfecto para ese rasgo tan romántico que son las ojeras. Y hay gente que se las esconde, que se las tapa, que se maquilla para ocultarlas...qué sabrán.


Otro reflejo de las altas temperaturas (e os ventos de compoñente nordés) está en mi humor. Sólo tengo ganas de insultar a la gente, a los viejos que llevan una visera verde para cubrirse del sol, a las señoras de caderas interminables que caminan a paso de tortuga, a los jóvenes que sacan sus gafitas de sol no porque las necesiten, sino porque su imagen se ve mejorada con ellas. Así, por ejemplo, estoy con un grupo de gente, se me cruza el cable, los empiezo a odiar a todos y decido irme, sin dar explicaciones, sin despedirme, sin agitar mi mano en señal de 'adiós'. A veces es mejor huir a tiempo.


Y es que el calor es una cosa muy mala. Me siento como si fuese de cera y me derritiese con cada paso que doy alejado de la sombra...ay, la sombra. La misma que me intentaba matar hace unos meses hoy me ayuda a esconderme de esos rayos amarillos y maléficos. Lo curioso es que la sombra es el efecto de la luz. Quiero decir que sin luz no hay sombra y no me podría resguardar en ella.


Ahora mismo, tumbado de lado en mi cama, escribiendo esto, una gota de sudor está recorriendo mi frente. No será la primera, porque nunca vienen solas. Son cobardes y se acompañan de un grupito de colegas que acechan desde el límite que separa mi cara de mi pelo. La arriesgada, la primera que cae, muere pronto. Las siguientes ya atacan en bandadas y son más complicadas de parar.


Con este calor me gustaría estar en otra ciudad, en una de esas donde las cosas empiezan y terminan, esas que marcan lo que pudo ser un comienzo hasta que la realidad te come las manos. Una de esas donde las noches son para descansar del ruido de los coches y parar el tiempo, aunque se acompañen de horas de viaje interminables y autoengaños.


Sí, tenéis razón. Al final se me fue la cabeza con el calor.


Grados centígrados para todos.

14 comentarios:

Alnitak dijo...

A mí me pasa lo contrario, me crié en un pueblo lluvioso de una isla que tiene sol más de 300 días al año.
Que todos tuvieran sol menos yo, me hizo desear irme de allí, y me hizo desear acercarme a los otros. Creo sinceramente que soy un girasol viviente, sin sol no soy yo, sólo soy un expectro de mi buscando el sol entre las nubes.
Lo bueno, es que con el sol y con este calor que tan de buen humor me pone, nada me afecta, de repente soy paciente, buena amiga, y una chica tranquila... Así que si quieres odiarme, rayarte y salir corriendo sin despedirte, los días de calor son el mejor momento para hacerlo.
Además todos tenemos derechos a rayarnos y huir de vez en cuando.

Yaiza dijo...

Pues a mí me sudan los sobaquillos y es insoportable. Da igual que lleve camisetas de tirantes, el calor es así. Ni se te ocurra salir con calcetines y playeras a la calle a no ser que, entonces sí, quieras quitarle las zapatillas a cualquiera que vaya más fresco que tú.

Ha dicho.

¿Te fuiste corriendo sin despedirte? Es que me sorprende tu buen humor

Ignatius J. Reilly dijo...

Acabo de buscar en wikipedia y dice que la Tierra gira alrededor del Sol. Hay gente para todo.

M€ dijo...

Miente

Gutx0 dijo...

El señor Lorenzo es como las mujeres, no se puede vivir con ellas, pero tampuerco sin ellas.
El mundo está repleto de injusticias como estas, el día que evolucionemos en serio el tema de las muñecas hinchables, ya no nos harán falta esos seres mezquinos y nos reproduciremos por clonación, pero hasta el momento tendremos que tirar con lo que tenemos :)

PD: Besitos para todas las mujeres majas.

Anónimo dijo...

para el calor cerveza, nectar divino, combustible económico y placer indescriptible.

Atentamente

P.D. Cuando en el pueblo al que estupidamente aceptaste ir a currar, una ingente cantidad de días no se ve el sol, llueva o no, este se agredece, y para el resto de días, cerveza, tomate una y verás

Anónimo dijo...

Los veranos son hijos del Infierno, no tengo ninguna duda alguna. Asco de calor.

Lo peor del calor es que nos reblandece el cerebro. Y si ya de por sí no damos para mucho... Lo que me lleva a otra de mis teorías. Hace calor y, por ende, bebemos más agua... agua en el que vierten cierto producto para que la gente sea tan sumamente... como es.

A más ver, si no nos derretimos antes.

Ra está en la aldea dijo...

Aún así, en Madrid no hace la horripilante humedad que hay en Barcelona (bien es cierto que tampoco hay playa chunga). ¡Y cómo mola salir de noche sin chaqueta ni rebequiña! Mi alma gallega siempre me impulsa a coger algo para taparme los hombros, pero aquí no es necesario y pasear por la ciudad a las once de la noche con una temperatura genial es algo que no tiene parangón.

M€ dijo...

Vaya, Ra, cuanto tiempo.

No sé si prefiero la humedad al aire ese de Madrid que mueve los árboles y que te hace salir a la ventana para refrescarte pero te quema la cara...

Mi alma gallega sólo me hace desear estar en verano allí.

Anónimo dijo...

Nada como estar en Galicia y bajar a media tarde a la playa a echarse una siesta!

Elena Guevara dijo...

Ay, por la sombra Mauro, que como dice mi abuelo "los bombones al sol se derriten"-va por mí, claro-; aunque sin sol no producimos melanina (o la -ina que sea que no la recuerdo). Vaya que la vida es purita contradicción, ni Sol ni sombra, o mejor un Sol y Sombra, o yo qué sé si no me entero. Me voy a ver el fútbol (¿Yo?) http://www.recetaslandia.com/desarrollo.asp?Pv_Contenido=264

Ignatius J. Reilly dijo...

Señor Gutxo,es usted un visionario.

Me juego mi glúteo derecho a que Don Mauro actualizará con la gesta de la roja.

Anónimo dijo...

Deberías hacerte con un pingüino que te habanicara con un pai-pai!

Anónimo dijo...

Zapatero, otros 400 euros mas si España gana la Eurocopa!!

Pásalo!!!

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