Sin Caras

El tráfico era intenso; la lluvia mojaba hasta lo más profundo de la ciudad y eso había causado un desajuste en la realidad de las personas. Todos, incluidos los cuerdos, habían salido a la calle en sus coches y habían bloqueado cualquier posibilidad de que existiese un movimiento real. En esa maraña de tráfico estaba yo. Sentado detrás del taxista, miraba el reloj porque llegaba tarde. A la ansiedad de la tardanza (soy enfermizamente puntual) se sumaba la que me producía el saber qué me iba a encontrar cuando entrase por la puerta.

Con el sonido de la radio de fondo, empecé a crear situaciones reales desde mi imaginación. Yo llegando al salón, saludando a la gente, tomando asiento, cenando, hablando... las primeras imágenes eran nítidas; reproducía la cara que veía reflejada en el espejo retrovisor del taxi. Con esa cara, una mezcla de seriedad y nerviosismo, me imaginaba haciendo mi entrada en aquel lugar. El problema estaba en las imágenes posteriores; era incapaz de recrear otra cara que no fuese la que estaba viendo en el espejo.

Una sensación de angustia se había apoderado de mí repentinamente. El mismo gesto, el mismo ceño fruncido y la misma expresión para todas las reacciones. Tendría la misma cara desde el principio hasta el final. El reto de esbozar una sonrisa me asustaba más que escalar la montaña más alta. Tenía un grave problema.


Una hora antes, en el cuarto de baño, mientras me lavaba los dientes, me había olvidado de prácticar otras caras. Llevaba con la misma desde hacía dos días, porque esa sensación de vértigo que sentía dibujaba una mueca excesivamente seria y me había atrapado las últimas 48 horas. Habitualmente, recreaba en mi mente las situaciones que se podían dar y expresaba mis reacciones que el espejo me devolvía para analizarlas. "Esta cara está bien cuando lo salude. Ésta, en cambio, me parece perfecta para insinuar que lo que digo no es en serio, sino una tronchante gracieta". Pero no, ese día, un día importante, no tenía más que la cara con la que había salido de mi casa.


El agobio que empecé a sentir me hizo mirar la hora. Llegaba 15 minutos tarde y, lo peor de todo, lo hacía sin más que una cara. Justo al lado de la estación de Atocha el tráfico no avanzaba desde hacía, precisamente, 15 minutos. Le pedí al taxista que me cobrase y me bajé para ir andando hasta el punto de encuentro. En el trayecto, bajo la lluvia fina de aquel día, me iba mirando en los escaparates. Lo hacía como si me interesase lo que escondían, pero realmente estaba buscando la realidad de mi rostro. Era el mismo de antes.

Quería acelerar el paso. Llegaba tarde y la cena ya habría empezado sin mí. El problema es que la inseguridad que me creaba no llevar más caras conmigo me retenía cada cuatro pasos. Los daba, me paraba e intentaba forzar el gesto. Sonrisa. Educación. Enfado. Indignación. Felicidad. Emoción. Nada de nada, era incapaz. Todas esas palabras revelaban un mismo significado: el de mi única cara.

A pesar de la lentitud de mi andar, llegué hasta la puerta. Respiré hondo, bajé la mirada y pensé que sólo era un rostro sin cara. Que tenía los elementos para formarla, pero que desconocía cómo poder hacerlo. Era como tratar de traducir un texto en un idioma que hacía años que no escuchaba. Avancé, siempre hacia delante, reconstruí el gesto y entré en el salón. La gente ya estaba cenando y yo llegaba tarde y con una única cara bajo el brazo.


Basado en una idea original de JP, MB y VP.

3 comentarios:

Alnitak dijo...

Soy la primera!!!! jejej.

Bueno, a mí no me gusta la gente que se esconde otras caras porque siempre terminas llevándote algún susto desagradable con algunas de ellas.

Además, ¿qué sucede si resulta que otra de tus caras no es tan guapa como la hoy?

Sería un desastre mundial... ;-)

Anónimo dijo...

¿¿¿Tú practicas tus caras??? ¿Hay gente que hace eso? Pues si alguien dedica su tiempo a poner caras, debe ser un tema no guardarte una cara en la manga, al final de la partida podrías perderlo todo. Por ejemplo, cuentan un chiste. Y tu ahí, con tu cara de "no puedo hacer más porque me dejé las otras en casa".

O, como dice Alnitak, puede ser que tu unicara te salvara el culo ese día y te saliera todo redondo.

Ahora mismo acaban de pasar por mi mente algunas de tus mejores poses carales, jiji

Elena Guevara dijo...

Geniales tus caras, no olvides que son herencia de JP y MB... Saludos a VP!

2009 Vida De Un... - Powered by Blogger
Blogger Templates by Deluxe Templates
Wordpress theme by Dirty Blue