Toletvm

Desde hacía meses, teníamos pendiente una visita a Toledo, esa ciudad. Era el año pasado, en el mes de marzo o abril, cuando habíamos previsto un fin de semana allí, conociendo la que fuera capital de este país llamado Baviera. Pero el destino tenía otros planes para nosotros. Aquellos fatídicos días, un par de nubes se hicieron colegas de otras tantas (o más) y decidieron convertir Castilla en un aguacero. Claro, la reacción de los que iban a realizar la visita fue: "¡¡Va a llover!! Maldita sea, quedémonos en casa calentitos y sin movernos, como estatuas". Mi furia (paranoica) gallega se desarrolló en mi interior y me quedé sin ir.

Lo sé, lo sé, que si llueve es muy incómodo pasear, ver cosas, no mojarte... pero es que en algunos sitios de la geografía, si dependes de que llueva para hacer o dejar de hacer cosas, ya te puedes plantear el morirte en tu casa lentamente viendo la televisión. Es como si estás en Finlandia y dices: "Uy, hace frío, mejor no salgo". Pues me parece, amigo, que no vas a salir en tu vida, ¿no? Pues eso.

Después de posponer el plan, pasaron meses en los que Toledo, esa ciudad, era una palabra prohibida. La gente hablaba de 'talegos', 'tolemias', 'tulipanes'... pero de Toledo, no.

Hace algo así como una semana y media, Isa, la habitante toledana que nos había intentado acercar a su ciudad antes de derrotarse por la lluvia, retomó el tema. Claro, acuciada porque se iba a Brasil, el plan de visitar su ciudad retomó una importancia inconcebible hasta hacía poco tiempo. "Tenéis que venir, que luego me voy y es posible que la ciudad desaparezca del mapa". Y claro, allí fuimos.


Ya estamos preparados para toledear

Ahora puedo decir que Toledo respira un aire diferente al de otras ciudades. La zona amurallada, la histórica, se convierte en una maraña de calles y cuestas que te acercan a los laberintos de espejos de los parques de atracciones. Eso sí, cada iglesia, museo o monumento, se convierte en una referencia. Cada piedra que se eleva hacia el techo pintado de azul (de gris cuando llueve, claro) te puede contar historias de cómo religiones, culturas y personas convivieron mejor o peor por sus calles. Aceros, armaduras y espadas se asoman entre los cristales de unas calles que se visten más de turistas que de casas habitadas. En la retina, cristianos, judíos y árabes.

Pero ese aire que se respira es milenario. Subiendo hacia la parte más alta, recorriendo esas cuestas que te apartan de las llanuras castellanomanchegas, el viento frío que te golpea te hace pensar que los muros por los que te estás dejando enterrar guardan la historia y que sus protagonistas también sintieron el mismo impacto en la cara. El propio Alfonso VI seguro que pensó igual ("¿Cuántos musulmanes habrán recibido este aire? No lo sé, pero me les voy a cargar a todos?").

Juan, Thaidi, Guillermo, Isa y yo. Y sí, lo del fondo es Toledo

Después de toledear un rato

Catedral de Toledo (edo, edo, edo)

Santiago te desata unas sensaciones similares, pero más hundidas en la piedra gris húmeda y en el barroco. Te imaginas a Fraga diciendo: "E quen carallo haberá utilizado condóns eiquí...".

Además de la ciudad en sí, también nos acercamos hasta Consuegra, un pueblo de extrema amabilidad (por un café y una tapa de quesos nos regalaron mecheros y cerillas...) en el que hay molinos de esos que volvieron medio loco al pobre Don Quijote. Y no me extraña que pensase que eran gigantes, he visto a luchadores de sumo de ese tamaño...

Los molinos me vuelven loco, Dulcinea

Castillo de Consuegra y un viento importantísimo...

Con lo único malo que me quedo es que no me dejaron, por exigencias del guión, hacerme el friki y visitar (si era posible, que no lo sé) la tumba del Cardenal Tavera, o vestirme de cura y tomarme un té con mis colegas de la Orden de Toledo (que ya están todos muertos, los jodíos...). Pero bueno, no se puede tener todo en esta vida, si no que se lo pregunten a Messi, que es muy bueno pero es bastante feo, ¿no?

En resumen, compensó la espera y compensó la visita (vamos, que recomiendo su visionado). Supongo que habrá que volver a esperar otros tantos siglos para volver. O no.


Besum para totum.

14 comentarios:

M€ dijo...

Por cierto, mi anterior post era el número 100. Cómo pasa el tiempo. Si me descuido este será el 101 o algo así...

Elena Guevara dijo...

Bueno, bueno, cómo están los gallegos con la lluvia... qué sensibilidad... A mi me encanta la lluvia, la nieve, Toletum y vosotros!!! Muacs, muacs.

PD. Ah, por cierto, según el artículo 14 de la Ley de Seguridad Vial, que hace referencia a la utilización de carriles en vías dentro de poblado con varios carriles para un mismo sentido "se podrá utilizar el que mejor convenga a su destino, pero no deberá abandonarse más que para prepararse a cambiar de dirección, adelantar, etc. Como es ampliamente conocido, este artículo indica que, de manera general, aún cuando existan varios carriles, se deberá circular por el de la derecha, salvo para realizar ciertas maniobras. Circular dentro de rotondas con varios carriles no cambia respecto a hacerlo en una vía rectilínea con varios carriles" (sacado de mapfre.com)

Yaiza dijo...

Uy, vaya, te quedó muy de guía turística! Ya había estado en Toletum el año pasado pero este, a pesar de ser bastante corto, estuvo mejor. Supongo que por la compañía y porque estar cerca de una toledana te da seguridad.

Voto por seguir marcando el territorio español con nuestros pasos!

¿Al final los molinos eran tan impresionantes como los imaginábamos?

Anónimo dijo...

...Y eso por no hablar de Perromuchacho, muchacho!

M€ dijo...

O de Gatomuchacho, incluso.

Alnitak dijo...

Jajaja, yo es que la primera vez que fui a Toledo estaba más enamorada probablemente de lo que lo he estado nunca, y eso que no estoy segura de que fuera realmente amor, así que ya para mí era una ciudad mágica antes de esta excursión, pero a mí me sirvió de retiro, de relax de descanso,... de compartir tiempo juntos y hablar.

Lord C dijo...

M€, me enorgullece ver que a pesar de encontrarte en el exilio no te has visto arrastrado a las malas costumbres capitalinas como son el quedarse en casa cuando llueve o portar pañuelo y/o similar cuando hace frío (todos los de la periferia sabemos que llevar pañuelo si eres hombres es de gays).

M€ dijo...

Evidentemente. Yo me quedo con la bolsa del Froiz en la cabeza para cuando llueve y mi bello cuello descubierto ante el frío de la sierra. Qué se jodan los de la capital, hombre.

Anónimo dijo...

Toledo es un lugar hermosísimo donde vivir me parecería un suplicio. Qué frío, qué calor, qué tristeza.
Qué delgado estás, Mauro Picatoste. Cuando hicieste de periodista con tirantes en aquella obra de teatro estabas mucho más lozano y apetitoso.

Alnitak dijo...

M€, lozano y apetitoso?? Ra te equivocas de persona... ;-)

M€ dijo...

Lo sé, querida Ra. A la Alnitak esa no le hagas ni caso que, incomprensiblemente, no se siente atraída por mí. Incluso me atrevería a decir que todo lo contrario. La vida capitalina y la lejanía de la comida materna hace mucho daño. O a lo mejor es que me he convertido en un metrosexual. Una de dos.

Juan dijo...

Bonita ciudad, bonitas murallas y bonitos turistas, sí señor. Y el perromuchacho no pone siquiera el nombre aquí para que los de la CIA no cojan sus datos y los utilicen en el futuro para secuestrarlo y llevarlo a thailandia donde le quitarán su carnet del atleti y le obligarán a caminar desnudo por Bangkok portando una bandera del Real Madrid, todo, en el anonimato... en el olvido...

Juan dijo...

Por cierto, lozano no, pero apetitoso... no te diría yo que no a comerme uno de tus regordetes dedos.

Yagoi dijo...

Nunca entendí porque le llaman agua-cero cuando llueve mucho. Yo le hubiese llamado agua-infintio.

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