Libertad Para Marwan (En Copropiedad)

El Libertad 8, en la calle Libertad, barrio de Chueca. Ese local que encontré en Internet hace cuatro años, cuando la mesa de mi habitación de Vigo soportaba el peso de los apuntes de Procesal, pero que aguantaba por el aire de Madrid que ya le había anunciado un mensaje de texto. He tardado cuatro años en visitarlo en condiciones. Hasta ayer nos conocíamos de vista; un par de veces, una en un conciertus interruptus y otra un día cualquiera tomando una cerveza.

Marwan, el cantautor que descubrí hace dos años, un día cualquiera, en mi habitación, por esos vínculos que unen a unos cantantes con otros. 'Meninos da rua' creo que fue la primera canción que escuché de él. Lo hice durante cuatro días casi ininterrumpidamente. Después, me puse a buscar más cosas de él. El conciertus interruptus fue de él. Demasiada gente en un sitio demasiado pequeño.

Ayer se unieron los dos, el Libertad 8 y Marwan, fruto de un regalo, de una sorpresa, de una cita del pasado que quedaba pendiente con I.P. El concierto empezaba a las nueve y media, pero se retrasó hasta las diez. Estamos en España y se acepta, sobre todo cuando merece la pena. Los minutos previos, mucho calor, una cerveza que regalaba la entrada que se quedaba caliente y buena compañía y larga conversación. Aquella sala minúscula se iba abarrotando y los grados aumentaban al mismo paso que las gotas de sudor ya bañaban la frente. Pero se atenuaron las luces.

Y empezó el concierto. Una guitarra y poco más. Y fuimos, palabra por palabra, corriendo en chándal hasta el próximo verano que nos esperaba como un adolescente, como ángeles que se preguntaban como decirte que nos quedábamos todos con carita de tontos después de escuchar las canciones. Al final, globos (¿?). En medio de todo, un chavalito que empezaba en ese mundillo y que parece que se va a quedar en poco más que un par de canciones ese día, una chica de ojos hipnotizadores que acompañó en un 'Para siempre' y luego se soltó por su cuenta, un calvo que nos prometía que las personas cambian y dos canarios que parecían salidos de la nueva trova cubana.

Y yo, sentado, rompiéndome la espalda pero con una sonrisa en la cara. Y la pobre I.P. se creía que se sabía todas las canciones del pseudopalestino. Y en los descansos, peticiones de aumento de la paga a su madre, historias de su ex, frases a su psicólogo y algún detalle del porqué de todas esas canciones. Y se fue terminando. Poco a poco. Al mismo ritmo que la cerveza calentorra. Y se acabó. Y me quedé con los restos del paracaídas en la espalda soñando con un viaje a Argentina que él empezaba en una semana. Qué envidia. Y mientras, hoy llueve en Madrid. Otra vez. Maldita Espe.

Y se quedó en el Libertad un concierto de Marwan en copropiedad y me traje a casa un disco blanco y sin la entrada que ya recuperaré. Porque sí, amiguitos, era mi primera vez. Y me gustó.




2 comentarios:

Bell2 dijo...

No seas envidioso Mauro. Seguro que la "pobre" IP no se creía nada y eras tú el que ibas de listillo diciendo que lo habías escuchado todo.

Un regalo, una sorpresa y una cita del pasado. Una mezcla algo rara para conseguir dos horas y media de canciones geniales. Pero como te gustó tendrás que repetir, aunque deberías buscar ingredientes diferentes.

Un concierto increíble... pero es normal, "Marwan es un grande".

Alnitak dijo...

Qué casualidad niños!
Ustedes el martes y nosotras el jueves a casi 2.000 kilómetros de distancia. Eso sí, no era nuestra primera vez, y sí, nos sabemos ya demasiado las canciones, pero siempre merece la pena volver a los conciertos de Marwan.
http://www.daviniasuarez.com/2010/03/marwan-las-cosas-que-no-pude-responder/

Pd. Que conste que lo escribí antes de leer el tuyo que lo acabo de ver ahora. ;-)

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