Día Sin Luz

La luz que habitualmente recuperaba la vida de la habitación había desaparecido. Había sido de un día para otro, sólo 24 horas marcaban la diferencia entre la luz y la oscuridad. Era la sonrisa, habia desaparecido. La misma que día tras día desde hacía años se había convertido en la iluminación artificial de las vidas ajenas se había borrado por completo. Más que borrado, se había volatilizado, había desaparecido.

Con las mismas dudas y temores que generan las pérdidas de los objetos más preciados, se puso a buscarla por la habitación. Recuperó sus movimientos desde que había entrado en la habitación hasta ese momento. Sólo recordaba entrar en ella, consultar el correo en el ordenador que estaba sobre la mesa, ordenar la ropa que tenía tirada por la cama y acostarse a leer; después, se había levantado sumida en la penumbra. "Nunca me había fijado en lo oscura que es mi habitación", pensó mientras hurgaba en los cajones de la mesilla. Pero allí no estaba. Ni en la mesilla ni en el armario ni en ninguna de las cajas que acumulaba en la estantería, que sólo contenían recuerdos de otros tiempos ("mejores", pensaba siempre).


Mientras duraba aquel trance al cual no encontraba explicación, sonó su móvil. Al otro lado, una voz masculina le preguntaba que por qué hoy no había luz. Ella, extrañada, colgó rápidamente. El teléfono volvió a sonar. Era la misma voz de antes.


"No cuelgues, espera. No quiero asustarte. Es que me acabo de levantar y no veo nada de nada. De hecho, nunca me había fijado en que mi habitación era tan oscura". Ella trató de mostrarse fría, de no enseñar la gota fría de pánico que le recorría toda la espalda. "No sé de qué me hablas", rectificó con seriedad a la voz. "Llama a Fenosa, o vete a putear a otra, imbécil".


Salió de la habitación y se dirigió a la cocina para prepararse un café. Su sorpresa fue que la cocina estaba igual de oscura que su habitación. La luz estaba encendida, pero no era tan potente como antes, como cuando sonreía mientras tarareaba alguna canción ridícula al tiempo que se preparaba el desayuno. "Esto me empieza a preocupar". Movida por la intriga de la voz que sonaba al otro lado del móvil, decidió llamar. Tenía su número grabado en 'llamadas recibidas'; le extrañó que un loco o un violador llamase desde su móvil y no ocultase el número, por lo que se decidió por confiar en la buena fe de un desconocido.


"¿Por qué me dices lo de la luz?". "Hombre, eres tú la encargada de iluminar, ¿no? Sí, sé que eres tú porque vivimos muy cerca, y siempre que pasas por delante de la cafetería de la esquina, en la que yo suelo desayunar, un destello se escapa de tu sonrisa". Ella no podía dar crédito a lo que estaba oyendo. ¿Y si su sonrisa realmente era la encargada de iluminar a otros y a ella misma? "Te diré la verdad: creo que la he perdido". "Pues yo la necesito, esta oscuridad está consiguiendo volverme loco".

La búsqueda continuó, pero la sonrisa no aparecía. Ella, delante del espejo, se manoseaba la cara buscando algún resquicio de su iluminadora sonrisa por si la había cambiado de sitio. Al dormir, muchas veces se levantaba con la cabeza en los pies de la cama, por lo que pensó que una mala noche le podía haber supuesto cambiar de sitio la sonrisa sin querer. Con la ayuda de otro espejo, consiguió alcanzar la nuca, despejada por el pelo recogido. "Aquí tampoco". Volvió a llamar a la voz. "?Dónde estás? Vale, bajo en cinco minutos".


La cafetería de la esquina presentaba un aspecto sórdido: luces bajas, poca ventilación y una televisión antigua subida a una pequeña balda. La voz, que esperaba desayunando en la mesa más alejada de la barra, le hizo un gesto. Ella se acercó y se sentó a su lado. "No, no quiero nada que me acabo de tomar un café". "Mira, no te conozco mucho, pero me preocupa que hayas perdido la sonrisa. No sé como has sido tan descuidada, en serio. Lo peor es que no sé cómo puedo ayudarte a encontrarla, si ni tú sabes dónde la has perdido". "Creo que fue esta noche, mientras dormía. A veces me levanto con la cabeza en los pies de la cama, dada la vuelta, y a lo mejor en uno de esos movimientos se cambió de lugar".


La voz se acercó a ella y le agarró fuerte de los brazos. Después, la cabeza. Dio una vuelta alrededor de ella mientras la escrutaba con la mirada.

"Imposible, por aquí no la encuentro. Lo siento. Lo peor es que no sé cómo puedo ayudarte a encontrarla".

"Ya encontraremos la manera. Seguro".

28 comentarios:

Anónimo dijo...

M€, eres tú?
Que te está pasando?
A que viene esta vena de escritor intimista?
Te has caido de la cama?
Te has comprado un perro?
Ey, espera un momento; no estarás.... enamorado!
Si, seguro que es eso. Lo noto en tu forma de escribir. Los puntitos de las ies son como corazones, y los trazos de las ultimas letras son suaves y acaramelados!
Vaya vaya; además, noto que el papel huele a perfume!
Te has enamorado de una sonrisa!
Pero, ¿de quién?
La sonrisa, querida buscadora, es el espejo del alma. Si tu alma no sonría, tu sonrisa no podrá iluminar. Busca tu luz interior joven padowan

M€ dijo...

P.L., hay que mirar más allá, hombre. Sabes que soy un poco gilipollas y a veces me invento cosas chungas. Pero bueno, hay muchas sonrisas de las que enamorarse, como la tuya. De hecho, iba dedicado a tu futura esposa como regalo de boda para los dos. Para que siempre os iluminen las sonrisas.

Que asco acabo de dar.

Anónimo dijo...

Ay ay, ay. Madrid te está cambiando.
Te está hablandando.
Te está curtiendo.

Me voy a ver sonrisas y lágrimas!

M€ dijo...

Fíjate si me ha cambiado que ahora tengo bigote y me gustan los hombres...

Anónimo dijo...

Pues a mí me gusta cuando escribe así. Lo malo es que cuando sonríe cosas raras porque como sonríe poco, el pobre no sabe muy bien cómo se hace.

"Para partir fronteras la sonrisa es el mejor serrucho"

Una que hoy tiene la sonrisa en la planta del pie

Anónimo dijo...

Quería decir que hace cosas raras. Eso.

Elena Guevara dijo...

Anónima, no le digas a la mierda del niño que sonríe poco, hombre, con la cara de imbécil sonriente que tiene...
Al de los p. con l. y puntos y cosas raras: saludos -yo me entiendo-.
Una que se acuesta con la cabeza en los pies (pero que, afortunadamente, no pierde la sonrisa al levantarse)

Anónimo dijo...

Isto son letras estranxeiras...

Anónimo dijo...

¿Cómo se encuentra algo cuando no sabes cómo o dónde buscar? a lo mejor las sonrisas desaparecen para llamar la atención de quien la pierde. Así,al recuperarla, quien la ha perdido aprende a cuidarla mejor.Para que nunca más se le escape!
Lo difícil es la búsqueda. Cuando por más que rebuscas no encuentras el final feliz. Bell2
Al menos esa buscadora ha encontrado una ayuda para recuperar "la luz". Debe estar contenta porque sólo eso ya es un buen comienzo.

M€ dijo...

Y como dijo el filósofo (Pericles, si no me equivoco), los comienzos, comienzos son.

Ignatius J. Reilly dijo...

Mañana por a las 18:00 horas morirán todos los que han escrito en este blog. Lo siento.

Anónimo dijo...

Vaya, esta si que es buena, porque entonces la muerte también morirá...
¿Y será posible que la muerte muera?
Si es así, nadie más morirá, porque no habrá mas muerte.
Pero si no muere, estaría mintiendo, ya que no todos los que escribieron en este blog morirán, con lo que ninguno tendría que morir.
A ver como sale de esta!

M€ dijo...

Lo peor es que yo soy el que más voy a morir.

Anónimo dijo...

pues te quedan 8 minutos de vida, aprovéchalos!!

Anónimo dijo...

oye pues yo no me he muerto... ¡qué bien! ¿Lo veis? Dios existe.

M€ dijo...

Pero es que escribiste después de las 6. Yo, por ejemplo, he muerto. Es cierto que después he resucitado y de mis cenizas un árbol he plantado y su fruto ha dado y desde hoy, vuelvo a tu lado. Curioso, ¿verdad?

Anónimo dijo...

Sólo ha muerto la muerte!
Que cosas.

Elena Guevara dijo...

"Es cierto que después he resucitado y de mis cenizas un árbol he plantado y su fruto ha dado y desde hoy, vuelvo a tu lado" ¿qué es eso una canción de Amaral?

Elena Guevara dijo...

"Es cierto que después he resucitado y de mis cenizas un árbol he plantado y su fruto ha dado y desde hoy, vuelvo a tu lado" ¿qué es eso una canción de Amaral?

M€ dijo...

Por favor, que incultura musical. Mucho antes de que Amaralas, Cantos del Loco y Andys y Lucas habitasen el mundo de la canción, un pobre personajillo llamado Enrique Urquijo pululaba por ese mismo mundo con su grupo Los Secretos. Ellos, valientes, hicieron de la canción pastel, melancólica y triste su forma de ser.

El señor Urquijo aparecía muerto en un portal después de una sobredosis. Hoy, su hermano y otros valientes, recuperan sin tanto éxito canciones que él había compuesto.

Descanse en paz, Enrique.

Sí, es una canción de Los Secretos. Pensé que era conocida y, por tanto, reconocible.

Anónimo dijo...

De todas formas y aunque nadie haya muerto (incluida yo), tengo que dar un apunte sobre esta muerte que debe ser una burda imitadora puesto que después de dcirnos que íbamos a morir nos pidió perdón. no sé, no daba mucha confianza como para tomársela en serio.

Espero que no tome represalias para conmigo.

Ha dicho.

Ignatius J. Reilly dijo...

Días sin luz van a tener todos ustedes, dones nadie, por haber ofendido al sumo deshacedor. Felicidades, han logrado desatar mi furia, y ahora no seré tan condescendiente. Tienen veinticuatro horas para pedirme perdón. Aquel que no lo haga perderá cinco centímetro de pene. Ujajajajaja, ujajajajaja.

Anónimo dijo...

Ya estamos.
Y si no tienes pene que, eh!
No todos tenemos la suerte de tener eso!

Anónimo dijo...

Yo soy de las que tiene la mala suerte de no tener pene, jo! ¿No me puedes quitar otra cosa?

¿Qué tal Meuro en Cuatro? ¿Por qué estoy empeñada en que trabajas en Cuatro? ¿Será porque en los años de la codificación tenía canal plus en el canal cuatro? , ¿será porque ahora no tengo digital plus y me da pena no poder ver tus colas y tus VTR?

Cambia Mauro y vete a hacer las prácticas a Cuatro porque para mí siempre habrás trabajado allí.

Anónimo dijo...

Hay una señorita que afirma que le da pena no poder ver las colas del Sr. M€... En fin, el número plural me abruma, pero la tristeza que siente esta anónima mujer por no verle al Sr. M€ las colas es algo sorprendentemente inaudito...

M€ dijo...

Realmente, si la muerte decide reducir mis colas cinco centímetros creo que seré una mujer, igual que antes de mi operación.

Anónimo dijo...

Ah no, ni se las he visto ni se las quiero ver, sobre todo si se trata de aquellas que tiene bajo sus pantalones. Gracias.

Alnitak dijo...

Ay, Elenita, mira que no reconocer la canción de Los Secretos... tiene delito!

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